Editorial Temas de Hoy, 2002
«Pocos periodistas españoles conocen a fondo y desde hace tiempo las dos trincheras que se han levantado en el mundo tras los atentados del 11 de septiembre. Javier Valenzuela es, sin duda alguna, uno de ellos».
Miguel Ángel Villena, Babelia, El País, 9 de marzo de 2002
España en el punto de mira, tercer libro del periodista Javier Valenzuela, es un trabajo premonitorio: publicado en 2002, antes de los atentados de Madrid del 11-M e incluso antes de la foto de las Azores y la guerra de Irak, advierte sin tapujos de la amenaza yihadista en España. Así consta ya en la contraportada del libro: «España no está a salvo del terrorismo islámico. Todo lo contrario. Las atroces imágenes del 11 de septiembre podrían repetirse en cualquier ciudad española».
Valenzuela fundamenta su tesis en las detenciones de comandos vinculados a Bin Laden ordenadas por el juez Baltasar Garzón y las visitas a nuestro país de Mohamed Atta, uno de los pilotos suicidas que atentaron contra las Torres Gemelas de Nueva York. Pero adelanta otros indicios, quizás no tan notorios pero igualmente inquietantes, de que el germen del islamismo político radical se abría paso, poco a poco, entre algunos musulmanes instalados en España. La clave la dan los numerosos testimonios recogidos por el autor que comprueban alarmados como el Gobierno de José María Aznar, en vez de integrar al creciente número de musulmanes en los derechos y deberes de la democracia, la igualdad de la mujer y la separación entre política y religión, se desentiende de este fenómeno y deja la enseñanza y predicación del islam en España en manos de países extranjeros, en especial Arabia Saudí, con su rigorismo wahabí. En paralelo, los servicios policiales y de inteligencia en el período de Aznar no prestan la debida atención al nacimiento en España de redes yihadistas.
En este libro, Javier Valenzuela, corresponsal de «El País» en Oriente Próximo y el Magreb durante muchos años, aprovecha también para refutar varios de los mitos que alimentan la visión occidental sobre el islamismo político e incluso sobre la religión del Corán. Por ejemplo, no es cierto que el terrorismo yihadista sea un fenómeno vinculado exclusivamente a la miseria y al analfabetismo; tiene también una importante dimensión política e ideológica. Como tampoco es verdad que el islam lleve en sus entrañas el germen del autoritarismo o la discriminación de la mujer (o al menos, no más que otras religiones monoteistas). Y extrae una conclusión crucial: es perfectamente posible la integración del creciente número de musulmanes en las sociedades laicas y democráticas occidentales. Eso sí, contando con una política activa de los poderes públicos y una implicación directa de la sociedad civil.
Chat de Javier Valenzuela en Terra sobre España en el punto de mira