Entrevista sobre Tánger y la literatura con Abdelkhalak Najmi en EstrechoNews del 18 de diciembre de 2021.
Pregunta: ¿Cómo fueron sus primeros contactos con la ciudad de Tánger?
Respuesta: Mi primer contacto con Tánger fue como manda la tradición: entré en Marruecos por el puerto de esta ciudad en mi primera visita al país, allá por el año 1977 o 1978. Ya en la segunda mitad de los años 1980, cuando vivía en Rabat como corresponsal del diario El País en Marruecos, viajé muchas veces a Tánger por motivos profesionales o para divertirme. Una de las cosas que en aquella época cubrí en Tánger fue el rodaje de la película de Bertolucci basada en la novela “El cielo protector” de Paul Bowles.
P- Su obra Tángerina ha tenido mucho éxito y quizás es la que haya abierto la puerta a otros autores españoles para ambientar sus obras en la ciudad del Estrecho. ¿A qué se debe el éxito de su primera novela?
R- Tánger estuvo muy presente en la literatura española entre los años 1930 y 1970, pero a finales del siglo XX casi desapareció del radar de nuestros autores. Si alguno la mencionaban era, en todo caso, para lamentar el contraste entre la decadencia que vivía durante el reinado de Hassan II y la brillantez de su período internacional. Un poco harto de estos ejercicios de nostalgia, quise estrenarme en el oficio de novelista con una obra que, aunque enraizada en ese período internacional, se desarrollara principalmente en el Tánger del siglo XXI. Me puse dos objetivos: el primero, no tratar a Tánger como una pieza arqueológica de museo, sino como una ciudad viva; el segundo, no caer en ese ejercicio colonialista que supone protagonizar una historia tangerina tan solo con personajes occidentales. Detesto esas obras ambientadas en Marruecos o algún otro país árabe en las que los locales tan solo son taxistas, camareros o criadas. En Tangerina la novia del profesor Sepúlveda es una joven marroquí con estudios universitarios, mentalidad abierta y vida independiente, y el mejor amigo de Sepúlveda es el gran escritor marroquí Mohamed Chukri. Como no me gustan los estereotipos simples, el muy ácrata Sepúlveda hasta acaba desarrollando una excelente relación con el comisario de Policía Yedidi.
P- Ha escrito la segunda obra Limones negros y la has ambientado en el Tánger de ahora 2015. ¿Ha sido fácil la tarea, sabiendo que la mayoría de los autores ambientan sus obras en el Tánger Internacional?
R- Yo he escrito bastantes artículos periodísticos sobre el Tánger Internacional y creo haber contribuido en alguna medida a que su recuerdo sirva como expresión de un sueño universal: el de un espacio donde seres humanos de distintas culturas, ideologías, razas y religiones convivan en paz y libertad. Pero, como ya dije antes, estoy un poco harto de la gente que tan solo habla de ese pasado, que no sabe apreciar lo mucho que hay de interesante humana, literaria y artísticamente en el Tánger actual. Así en Tangerina y Limones negros escribí sobre la ciudad actual, un escenario fascinante que en este siglo vive todo un renacimiento. Para escribir esas novelas viví en Tánger durante muchos meses, hablé con decenas de sus habitantes -marroquíes, europeos y sefardíes- y compartí sus dichas y penalidades. Me sentí tangerino de inmediato, un tangerino que hilaba sus propias historias en las mil y una historias de la ciudad.
P- En sus obras, además de varios temas interesantes, se nota un homenaje a varios autores y escritores algunos ya fallecidos, otros vivos, entre ellos está Mohamed Chukri. ¿Qué tal su relación con este maldito y bohemio escritor tangerino?
R-Me honra decir que fui amigo de Chukri en los últimos años de su vida. Bebimos, fumamos y hablamos de literatura juntos, nos enfadamos juntos con las tropelías de la vida y nos reímos con sus cosas divertidas. De Chukri siempre recordaré su dignidad, su extraordinaria dignidad. Fue uno de los pioneros en la literatura marroquí y árabe en hablar desde el yo y no el nosotros, desde el individuo libre y no desde la comunidad reglamentada. Ahora todo el mundo en Tánger dice que lo admiraba y en todas partes hay fotos suyas, pero lamento tener que decir que cuando estaba vivo mucha gente -marroquí o europea- se extrañaba de que yo fuera amigo de alguien al que calificaban despectivamente como borracho y putero. “¿Qué haces saliendo con ese tipo?”, me decían escandalizados.
P- Asistió usted al acto de la entrega del Premio Cervantes al escritor Juan Goytisolo, ¿Cómo fue su relación con él? y ¿Qué le parecen sus obras e ideas?
R- La amistad y el magisterio de Juan Goytisolo es otro de los privilegios de los que he disfrutado en mi vida. Lo conocí en Marrakech en los años 1980, cuando yo vivía y trabajaba en Marruecos; volvimos a frecuentarnos en los años 1990 en París, cuando yo era corresponsal de El País en Francia, y ya siempre tuvimos un contacto estrecho que incluía afecto y complicidad. Los dos compartíamos la indignación por el triste destino del pueblo palestino, el rechazo al racismo con que Occidente trata a los árabes y musulmanes y el desprecio por aquellos que en nuestra España natal practican la injusticia y el liberticidio. Goytisolo fue el último gran intelectual español en el sentido que Voltaire, Zola, Camus y gente así dieron a esta palabra: la de un escritor rebelde y comprometido con las causas justas de su tiempo. Me honró el que me incluyera entre sus invitados personales para la recepción en la Universidad de Alcalá de su Premio Cervantes.
P- ¿Qué obras tangerinas son imprescindibles para usted?
R- Todas las obras escritas por Chukri y todos los relatos orales de Mohamed M´Rabet transcritos por Bowles. También, claro, los textos tangerinos del propio Bowles, la recreación de su infancia y juventud en la ciudad de Ramón Buenaventura, el Juanita Narboni de Ángel Vázquez y la Reivindicación del Conde Don Julián de Juan Goytisolo.
P- ¿Cree usted que Tánger es una ciudad literaria? ¿Por qué?
R- Es una ciudad muy literaria. Allí lo bueno y lo malo adquieren una intensidad tan fuerte como su luz. Por ser una ciudad fronteriza, portuaria y cosmopolita. Por ser la ciudad más liberal en el buen viejo sentido de la palabra del Magreb. Por la pasión de sus habitantes por contar a su manera todo tipo de historias. Yo sitúo a Tánger en ese grupo de ciudades naturalmente literarias al que también pertenecen Barcelona, La Habana, Alejandría, Estambul o Nueva York.
P- Se habla de que usted publicará próximamente una tercera novela ambientada en Tánger. ¿Podemos hablar de una trilogía?
R- Sí, estoy escribiendo el final de una trilogía de novelas negras situadas en la capital del Estrecho cuyas dos primeras entregas fueron Tangerina y Limones negros. La llamo la trilogía cítrica porque Tánger es para mí una ciudad cítrica y femenina. En esta tercera entrega aparecerá, por supuesto, mi personaje Sepúlveda, que es un imaginario profesor del Instituto Cervantes de Tánger, pero los personajes femeninos, tanto españoles como marroquíes, adquirirán aún mayor importancia. Espero tenerla lista para publicación a finales del año 2021 o comienzos de 2022.
P- La nueva novela tratará los mismo temas de las dos novelas anteriores o serán temas novedosos?
R- En Tangerina abordé el Tánger actual del espionaje y en Limones negros el de la corrupción vinculada a la especulación inmobiliaria. Pretendo que esta tercera entrega tenga mucho de fútbol y sexo.
P- ¿Qué significa o representa para usted Tánger?
R- No soy original al decir que Tánger representa para mí un espacio natural y cultural donde puedo ser mucho más yo mismo que en otros lugares.
P- Se nota casi en toda su obra la presencia del personaje Femme Fatale. ¿A qué se debe esto?
R- Me encanta el personaje de la Femme Fatale de las películas de Hollywood de los años 1930-1950, el que encarnaron, entre otras, Lara Turner, Ava Gardner, Jane Greer, Lauren Bacall, Rita Hayworth y Hedy Lamarr. Eran diosas del Olimpo altamente peligrosas, pioneras de la lucha por la emancipación mental, económica y sexual de la mujer. Intento recrearlas con el personaje de Adriana Vázquez, la sultana de Tánger que aparece en Limones negros y reaparecerá en la tercera entrega de mi trilogía cítrica.
P- ¿Tánger es un personaje femenino o masculino?
R- Femenino. Tánger es para mí la Sherezade de Las mil y una noches. Creo que hay ciudades masculinas como Madrid y Nueva York y ciudades femeninas como Tánger, París y La Habana. No sabría explicarlo, es un sentimiento. Que conste, en todo caso, que para mí el calificativo de femenino es altamente elogioso. El siglo XXI será femenino o no será.
P- Además de las dos novelas tangerinas, usted escribió algunos relatos ambientados en Tánger. ¿Cómo evalúa esta experiencia?
R- Sí, he publicado tres relatos tangerinos además de las dos novelas. El primero, Naranja amarga, es una suerte de enlace entre Tangerina y Limones negros en el que me despido de Chukri. El segundo, El agente de la Peninsular, publicado en el libro colectivo Los Conjurados de Tánger, es el vínculo entre Limones negros y la última entrega de la trilogía en la que trabajo ahora. Y con el tercero, Hitler en Tánger, gané en 2019 el Premio Café Español de relato corto. Estos relatos son para mí historias sueltas que encajan de modo natural en la narrativa neotangerina en castellano que estoy intentando construir.
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