Que los rebeldes sirios hayan logrado llevar los combates a la ciudad de los omeyas, es ya un síntoma de la cercanía del final del régimen de los Asad. La muerte en atentado de los pretorianos de Bachar es otro. La tiranía optó por la más violenta de las represiones de las protestas democráticas sirias y creyó que era una opción ganadora. No contó con que sus enemigos, empezando por el propio pueblo sirio y siguiendo por países como Turquía, Catar y Arabia Saudí, son muchos y tenaces.