Este Nerón greñudo, de rostro acartonado y estrafalaria vestimenta que vocifera mientras acribilla a su pueblo quiso ser Saladino en su juventud. Lo fue, de hecho, por un tiempo en los más salvajes y húmedos sueños de algunos. Lo sé, resulta difícil de aceptar para los que no vivieron los años setenta y ochenta del pasado siglo, para los que tan solo lo han seguido en los últimos tres o cuatro lustros. Pero, créanme, Gadafi fue guapo en su juventud y no iba de tirano, sino de revolucionario. ¿Como Fidel Castro? Algo así.
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