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GUERRA EN IRAK / Los países árabes / EL PAÍS  / 27/03/2003

La guerra, vista por los árabes

Cadenas de televisión como Al Yazira, que no existían en la anterior guerra del Golfo, ponen el acento en la resistencia iraquí

JAVIER VALENZUELA, El Cairo, ENVIADO ESPECIAL

La fiebre antiamericana subió ayer nuevos grados en el mundo árabe. Difundidas de inmediato por Al Yazira y reproducidas luego muchas veces en ésa y otras cadenas televisivas árabes, las imágenes de los civiles reventados por un proyectil estadounidense en una calle comercial de Bagdad ahondaron el dolor y la rabia de millones de árabes. Muy preocupado, el presidente egipcio, Hosni Mubarak, había telefoneado el día anterior al primer ministro británico, Tony Blair, para rogarle que norteamericanos y británicos detengan de inmediato su invasión de Irak. «Deben darse cuenta de la tremenda tensión que se registra en las calles de Oriente Próximo», le dijo.


A base de detenciones preventivas de opositores, una presencia policial abrumadora en las calles y durísimas cargas contra los manifestantes, Mubarak está intentando evitar la explosión en El Cairo de la olla del antiamericanismo. «La represión es feroz», denuncia Hafez Abu Saada, luchador egipcio por los derechos humanos. Lo mismo ocurre en otros países árabes prooccidentales como Jordania, Marruecos y los del Golfo. Bush, dice Abu Saada, «afirma que pretende traer la democracia a Oriente Próximo, pero otra de las muchas víctimas colaterales de su guerra son las escasas y frágiles libertades que podían respirarse en algunos países árabes».


A diferencia de 1991, los árabes no están siguiendo esta guerra por CNN ni por sus cadenas nacionales de televisión, controladas por los regímenes. Lo hacen, en directo, vía satélite y en árabe, a través de tres canales: Al Yazira, Al Arabía y Abu Dhabi TV. Y estos canales, en vez de deleitarse con imágenes de columnas anglosajonas avanzando triunfalmente por el desierto o conferencias de prensa desde Washington o Londres, cuentan principalmente lo que pasa en Bagdad y otras ciudades iraquíes, tanto lo que dicen las autoridades iraquíes como lo que sienten los que sufren los bombardeos, la población de la vieja Mesopotamia.


Con más de 40 millones de espectadores, desde Marruecos a Bahrein, Al Yazira fue ayer la primera en difundir las escenas de las víctimas civiles del barrio comercial de Bagdad. También había dado la primicia de los primeros soldados norteamericanos muertos o capturados. El impacto psicológico de este tipo de imágenes es extraordinario. Las de las víctimas reafirman el sentimiento generalizado de oposición a esta guerra; las segundas, y otras que confirman la existencia de una tenaz resistencia iraquí, comienzan a galvanizar los sentimientos de orgullo árabe. «La combatividad iraquí es noble y valiente», escribe el diario sirio Al Baath, que siempre ha estado contra Sadam y su régimen.


«Aguantar al máximo hasta provocar violencias insoportables en las calles árabes, nuevas manifestaciones en todo el mundo y gran inquietud en los medios políticos, diplomáticos y financieros internacionales es la única carta que le queda a Sadam», afirma en El Cairo un diplomático magrebí. «Al comienzo de la guerra», añade, «los dirigentes de los países árabes prooccidentales sólo podían esperar que fuera corta y que rápidamente pudiera pasarse de página. Pero no está siendo así».

En 1967, a estas alturas de los combates, Israel ya había derrotado por completo a los Ejércitos de Egipto, Siria y Jordania y había ocupado Jerusalén, Cisjordania, Gaza, el Golán y el Sinaí.

Hasta ayer, las fuerzas angloamericanas no podían reivindicar nada semejante en Irak. Esto llevó el lunes a los 22 países de la Liga Árabe, con la excepción de Kuwait, a tener que asomar la cabeza y hacerse tímido eco de los sentimientos de sus poblaciones. La Liga Árabe, comprendidos países como Egipto, Jordania, Marruecos y Arabia Saudí, calificó de «ilegal» la guerra y pidió su «inmediato cese».


Por temor a las manifestaciones convocadas para hoy y mañana, la Embajada de EE UU en Manama cerró ayer a cal y canto, y su portavoz pidió a «todos los norteamericanos que eviten las calles, los restaurantes, los centros comerciales y los cines». En Manama, la capital de Bahrein, uno de los tres países árabes que prestan su suelo a la invasión de Irak, ya se han producido violentos enfrentamientos entre la policía y manifestantes que querían aproximarse a la Embajada estadounidense. Lo mismo ha ocurrido en El Cairo,Beirut, Jartún, Saná, Damasco y Nuakchot. Este viernes, las fuerzas policiales en el mundo árabe y musulmán estarán en estado de máxima alerta ante la posibilidad de protestas tras las oraciones en las mezquitas.


La batuta de la creación de opinión en el mundo árabe sobre esta guerra la llevan Al Yazira y las otras dos cadenas vía satélite. Pero tras unos momentos iniciales de titubeo, la prensa escrita, incluso la controlada por los Gobiernos, eleva el tono y así podía leerse ayer en la primera página del oficialista The Egyptian Gazette una comparación entre los objetivos, los métodos y la propaganda de Bush y la de los nazis.


Bush comenzó esta guerra con una gran falta de credibilidad entre los árabes, dada su pasividad ante la represión israelí de la segunda Intifada palestina. La gran mayoría, incluidos los dirigentes, está convencida de que EE UU ha invadido Irak para hacerse con su petróleo, tomarse una revancha psicológica por el 11-S y confirmarse como la única potencia imperial. Es, puede leerse y escucharse una y otra vez desde Casablanca a Bagdad, «una nueva cruzada».


Lo peor para EE UU, según Ali Agwa, decano de la Facultad de Medios de Comunicación de la Universidad de El Cairo, es que en la semana transcurrida «esa falta de credibilidad se ha acentuado. Ni los soldados iraquíes se rinden por decenas de millares, ni los civiles reciben gozosos a los norteamericanos, ni Sadam ha empleado armas químicas, ni los norteamericanos y británicos han conquistado tal o cual ciudad cuando dicen haberla conquistado». Esa incredulidad, según Agwa, «afecta también a los medios occidentales que dan pábulo a lo que sus profesionales deberían saber que es mera propaganda de guerra norteamericana».

 

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