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La kasbah de Argel / Argelia

La ‘kasbah’

 

JAVIER VALENZUELA, Argel

EL PAÍS, 4 de noviembre de 1988

 

La lápida de mármol se cae a pedazos; la media luna y la estrella del escudo argelino están semiborradas, como la inscripción en árabe que recuerda que allí fue asesinado en 1957 el shahid o mártir Rachid Quash. El monumento a la memoria del luchador independentista está en una estrecha calleja de la kasbah, a la que se accede por unas escaleras cubiertas de basura, donde reinan los gatos. Su estado es todo un símbolo del triste destino presente del más viejo barrio de Argel.

Antes de la colonización francesa, la kasbah era toda la ciudad. En lo más alto tenía su palacio el dey, que gobernaba en nombre del sultán de Estambul. Las empinadas callejuelas reventaban de una agitada vida de comerciantes, jenízaros, grasientas casas de comida, cofradías religiosas, baños turcos y viviendas de estrechas puertas y frescos patios interiores. Las gentes de la kasbah tenían fama en todo el Mediterráneo de indomables.

En 1957 seguían siéndolo. Ya había comenzado la guerra de liberación argelina, y Mohamed era uno de los niños que llevaban escondidas en hogazas de pan los mensajes y las municiones de los combatientes del FLN. Para pacificar la kasbah, Francia envió a los paracaidistas del general Massu, que rastrearon casa por casa y detuvieron y torturaron a cientos de sus vecinos. Fue la llamada batalla de Argel.

Hoy la guerra de liberación queda muy lejos. En los alrededores del palacio del dey crecen las chabolas; en el barrio se amontonan los escombros y los detritos; los niños juegan en los múltiples solares con molinillos confeccionados con botellas de plástico.

Queda el olor de las fritangas y también los blancos haiks en que se envuelven la mayoría de las mujeres. Pero como casi todos los viejos vecinos del barrio, Mohamed ya no vive en la kasbah, repoblada tras la independencia con campesinos venidos a la gran ciudad en busca de una improbable vida mejor. Mohamed y los antiguos niños de la kasbah de 1957 están ahora en los barrios obreros de Belcurt y Bad el Ued, y ya no creen en el FLN.

 

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