«Comme par hasard», como dicen los franceses, suelen ser varones maduros que se sientan en consejos de administración, circulan en coches oficiales con chofer incluido, disponen de una generosa cuenta de gastos, cobran estupendos sueldos, no les hacen ascos a las primas, bonos, stock options y planes de pensiones millonarios y, por supuesto, disfrutan de un contrato blindado, los que, llueva o escampe, nos recitan la manida letanía de que hacen falta más privatizaciones (¿queda algo por privatizar?), hay que rebajar aún más los impuestos que pagan las empresas y los ricos y hay que abaratar el despido de los trabajadores.
Resulta que esos tipos llevan años consiguiendo que se apliquen urbi et orbe sus recetas de manualillo ultraliberal sin que ello haya impedido la mayor crisis económica en décadas (ha sido más bien al contrario). O sea que lo suyo es manifiestamente obsoleto… si es que alguna vez tuvo alguna credibilidad. Y resulta, además, que esos tipos no tuvieron en los momentos procesales oportunos la menor palabra para condenar –o tan sólo cuestionar- los disparates especulativos de tantos de sus amigos a los que ensalzaban como genios de las finanzas o el ladrillo. Lo suyo es, pues, francamente obsceno.
Ahora vuelven a la carga en España con lo de abaratar -o hasta convertir en gratuito- el despido. Pero vamos a ver, señores gobernadores, presidentes, directores y consejeros, ¿no se han enterado de que en los últimos meses más de un millón de españoles han pasado al paro, pese a eso que ustedes, siempre eufemísticos, llaman «las rigideces» de nuestro mercado laboral?
Excelentísimos, ilustrísimos y estimados señores, ¿no les han informado sus asesores de que el presunto mayor coste del despido en España en relación a otros países europeos está relacionado con el hecho de que aquí los salarios son inferiores o muy inferiores a los de esos países que ustedes mencionan?
Y, en particular, usted, eminentísimo sabio entre los sabios, ¿no se ha dado cuenta de que los modelos de fórmulas de despido que acaba de mencionar -Dinamarca y Austria- cuentan con una mayor presión fiscal y un mayor gasto social que España?
Los trabajadores somos débiles, máxime en situación de crisis, pero, oigan, no nos tomen ustedes por tontos. Últimamente hemos aprendido varias cosas. Para empezar,que esta crisis no la han provocado las subidas de los salarios, sino las burbujas especulativas de las finanzas y el ladrillo, esto es, el capitalismo de casino. Y para continuar, que los gravísimos problemas actuales de las empresas proceden de la falta de crédito y de la caída de la demanda, no de los costes del despido.
Así que, por favor, disfruten ustedes de su almuerzo en su restaurante favorito de cinco tenedores, con cargo, por supuesto, a la tarjeta de crédito de la empresa o la institución que tengan el honor de presidir, y no nos estresen aún más.