Muchos de nosotros podríamos haber estado allí, en la cafetería Argana o en alguna otra semejante de la plaza de Yemaa el Fna. La primavera es una estupenda estación para bajar a Marraquech y cargar allí de nuevo las baterías de la vida.
Así que la mente criminal que haya podido planificar el atentado de hace escasas horas en el Argana sabía muy bien lo que buscaba: una matanza de turistas extranjeros para que el horrorizado impacto de la noticia tuviera una rápida dimensión internacional. Para que el miedo al yihadismo volviera a dominar la mirada mundial sobre el mundo árabe y musulmán.