En 1960, en su discurso de despedida a la nación, el presidente Eisenhower inventó la fórmula «el complejo militar-industrial» para referirse a los intereses, en su opinión amenazadores para la democracia, que iban determinando la política, interior y exterior, de Estados Unidos. Medio siglo después, los cables revelados por Wikileaks y publicados por El País y otros grandes diarios confirman que los intereses del Pentágono, los servicios secretos y la industria armamentística de Estados Unidos determinan en gran medida la acción de la diplomacia de las barras y estrellas. José Bono y Carme Chacón lo vivieron directamente.
Mi análisis en elpais.com: Compra Tomahawk y no vendas patrulleras.