Soy de los muchos que van a echar en falta a Labordeta. Me van a faltar su sentido común, su humor socarrón, su defensa de lo mejor de la España popular y de los valores básicos de la humanidad -libertad, justicia, igualdad, dignidad…-, su hablar claro y directo, ese llamar al pan pan y al vino vino que tantos políticos y comunicadores progresistas ya no saben usar porque prefieren los eufemismos tecnocráticos de una derecha política, económica, académica, cultural más triunfante que nunca. Me acuerdo hoy de alguien que también conocí en persona y que se nos fue aún más prematuramente, mi paisano Carlos Cano. Sus pérdidas son una gran putada. No olvidaré, no olvidaremos muchos ni a uno ni a otro.
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