Bien está lo que bien acaba. Aminatu Haidar estaba en su derecho al exigir regresar a El Aaiun para reunirse con su familia. Ya lo ha conseguido. Enhorabuena: su lucha pacífica y los amplios y combativos apoyos que ha movilizado han triunfado plenamente. Las autoridades marroquíes, por su parte, corrigen un abuso que quebrantaba su imagen internacional, sus relaciones con España y sus posiciones sobre el Sáhara Occidental. Rectificar es de sabios. En cuanto al Gobierno español y su ministro de Exteriores, han hecho lo que se les pedía: conseguir el regreso de Haidar al Sáhara Occidental. Sin grandes alharacas, sin romper con Marruecos y movilizando, que para eso están, sus alianzas internacionales. No está nada mal y lo suyo sería que recibieran también algún tipo de parabien. No obstante, dado el envenenado clima político y mediático aquí reinante, no cabe esperarlo.
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