Bien pensado, la concesión del Nobel de la Paz a Obama es una jugada inteligente, amén de, en mi opinión, justa. Con ello el Instituto Noruego da un fuerte espaldarazo a unas determinadas ideas a favor de la paz. ¿Acaso no pueden premiarse las ideas? Claro que sí, faltaría más; decir lo contrario es de un materialismo ramplón. Lo que pasa es que a algunos les molesta extraordinariamente que sean precisamente esas ideas, y no las neocon, las que hayan sido premiadas. Por lo demás, resulta penoso escuchar que gente que se pasa la vida quejándose de la mediocridad de los políticos actuales, critique el que haya sido galardonado uno que eleva la mirada del suelo, que propone una visión estratégica global y que genera esperanza en decenas de millones de personas. En fin…
Apenas unos minutos después de conocer la noticia de la concesión del Nobel de la Paz a Obama, he escrito algo rápido sobre el asunto en elpais.com. Léase ese comentario a vuelapluma como una primera impresión.